Hay ocasiones en la vida en las que recibes el justo premio a tu espera. En mi caso, e imagino que en el de muchos más, una de ellas llegó el pasado 27 de noviembre, cuando pudimos disfrutar de uno de esos eventos en los que la magia se junta con un repentino viaje en el tiempo, en el que los aromas reales e irreales se mezclan para crear un momento único.
The Musical Box es la única banda tributo que Genesis ha legitimado para representar los espectáculos que la banda realizó en los setenta. Han recibido información de primera mano de los componentes originales en diferentes reuniones para intentar parecerse lo máximo posible en todos los aspectos a los conciertos que la banda ejecutó en sus diferentes giras.
Poseen parte del vestuario original, máscaras, accesorios, filminas, atrezzo, telas… todo organizado y utilizado exactamente de la misma manera que en los conciertos de la etapa clásica de Genesis.
La gira actual lleva por nombre ‘Selling England By The Pound - 40th anniversary concert’ y en ella The Musical Box brinda un homenaje brillante a los grandes shows que, en un ya lejano 1973, sorprendieron al mundo por la puesta en escena surrealista, intensa y teatral del quinto trabajo en estudio de Genesis. Fue uno de los tours pioneros en el uso de material visual y multimedia de la historia del rock y destacó por sus innovadores efectos especiales y su iluminación.
El grupo canadiense cuida al máximo la interpretación e incluso han conseguido convencer a los miembros originales de la banda a la que rinden tributo, quienes no han escatimado en elogios hacia ellos; ésta no puede ser mejor carta de presentación. En el año 2002 Steve Hackett ejecutó con ellos ‘Firth of Fifth’ en el Royal Albert Hall de Londres. En 2005 Phil Collins disfrutaba del show en Ginebra y subió al escenario a tocar el bis de ‘The Musical Box’, confesando al final del espectáculo a los periodistas allí presentes que "The Musical Box lo hicieron mejor que nosotros". Por su parte, Peter Gabriel llevó a sus hijos a ver el show y les comentó: "esto es lo que vuestro padre solía hacer". Como curiosidad, en entrevistas sobre la posibilidad de una reunión de Genesis, la banda nombra a The Musical Box como ejemplo de que el grupo sigue vivo.
The Musical Box a día de hoy está compuesto por:
Denis Gagné (Peter Gabriel) - voz, flauta y percusión ocasional. François Gagnon (Steve Hackett) – guitarras eléctrica, acústica y de 12 cuerdas Sébastien Lamothe (Mike Rutherford) - bajo, pedal de bajo, guitarra de 12 cuerdas, coros. Guillaume Rivard (Tony Banks) - teclados, guitarra de 12 cuerdas y coro ocasional. Marc Laflamme (Phil Collins) - batería y percusión |
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En esta ocasión el combo utilizó un escenario más pequeño que en las tres giras anteriores que pasaron por Madrid (dos conciertos de la gira The Lamb Lies Down On Broadway y uno de esta misma gira Selling England By The Pound), ofrecidas en un marco bastante más elegante, agradable y cómodo que la sala La Riviera, el Palacio de Congresos sito en el paseo de la Castellana. Las tres palmeras de La Riviera no facilitan precisamente la visibilidad del escenario y la incomodidad manifiesta de estar de pie no ayuda a disfrutar tanto del espectáculo como en otros recintos similares al Palacio de Congresos. Además el sonido adoleció de falta de potencia en el bajo, sobre todo del pedal, el cual prácticamente no se sintió, contrariamente a los conciertos anteriores. Y es que las dos o tres veces que el ingeniero de sonido en la mesa de mezclas quiso que sonase el pedal el temblor en los laterales de la sala era tal que inmediatamente lo retiró. Consiguió en los temas ‘Supper's Ready’ y ‘The Knife’ que sonase, pero a un volumen ínfimo que no ayudaba a disfrutar el tema al cien por cien.
Otros dos problemas de sonido fueron que la voz de Gagné sonó excesivamente baja en muchos momentos y el teclado de Rivard lo hizo demasiado alto en otros, pero son inconvenientes que no se deben achacar a la banda ni al ingeniero de sonido sino a la mala acústica de la sala, en la que la disposición de los diferentes elementos estructurales (escaleras, balconadas laterales y techados) con inclinaciones invertidas hacen que el sonido resulte metálico y distorsionado al rebotar en las distintas superficies. Yo pediría a la banda, si fuese posible, que se replantease la sala la próxima vez que nos visite; si el próximo espectáculo (ojalá la gira del trabajo Foxtrot) pudiese ser en teatro, mucho mejor: aunque sea más caro el gozo también es muy superior. La iluminación, las proyecciones y la acústica del Palacio de Congresos y otros auditorios son inmejorables. A la sala La Riviera les recomendaría la contratación de un buen ingeniero acústico que acometa las mejoras necesarias para convertirla en un sitio ideal para escuchar música y no una incómoda sala que se queda a medio camino a nivel sonoro.
En cuanto al show la ejecución fue una vez más perfecta, sin un solo error. Es algo a lo que nos tienen acostumbrados The Musical Box. Desde la última gira tienen un nuevo batería: ahora toca Marc Laflamme, con mayor pegada que el anterior percusionista (Martin Levac) y muy efectivo; en temas como ‘Supper's Ready’ o ‘The Knife’ se notó mucho su buen hacer. Faltan la dosis de espectáculo y los coros que ejecutaba Levac, pero eso es tan difícil de ver en un batería que lo voy a soslayar en la comparativa, calificando la labor del nuevo miembro como de muy correcta.
Para todo aquel que no conozca los temas que sonaron originalmente en la gira de ‘Selling England By The Pound’, voy a viajar en el tiempo a 1973/4 a contarle lo que se siente durante el concierto.
Comienza el espectáculo, salen los integrantes de la banda, afinan los instrumentos y al momento suenan los primeros acordes del teclado de ‘Watcher Of The Skies’, apagados por el público con una sonora ovación dándoles la bienvenida. Resulta impactante la disposición de la banda: a la izquierda, sentado en una banqueta, se dispone a ejecutar la guitarra de manera soberbia Gagnon, a su derecha sorprende la guitarra y bajo de doble mástil de Lamothe, separado por un círculo de tela de Laflamme -con una batería muy innovadora para la época cubierta por una estructura metálica con diferentes elementos percusivos anclados- en la parte central del escenario y el inefable Rivard a los teclados en el extremo derecho.
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Detrás de los músicos se encuentra la escenografía original de la gira. El diseño consta de unas telas vaporosas que ayudan a difuminar las luces de los focos en todas direcciones, haciendo que el escenario esté continuamente iluminado con luces indirectas que son la delicia del público y la pesadilla de los fotógrafos asistentes. Sobre este punto tenemos que agradecer el trabajo gráfico de nuestra compañera, la profesional Edén J. Garrido, quien como siempre ha realizado una labor impecable. Sobre esas telas vaporosas se emiten unas filminas, las originales recopiladas por Tony Banks y cedidas al grupo para la proyección en el espectáculo. Si juntamos todos estos factores a la presencia de ese gran frontman llamado Denis Gagné en el centro del escenario, luciendo la famosa indumentaria del Foxtrot, con los ojos pintados con una pintura fosforescente azulada impactante para el espectador, el resultado es una puesta en escena que fascina desde el primer segundo.
Cuando vuelan los primeros acordes te sumerges en el mundo Genesis, teatralidad y disfrute musical a partes iguales, un auténtico gozo para los que nos consideramos fans incondicionales de la banda. Los espectadores que asisten al evento por primera vez se sorprenden de la inmaculada ejecución; los que ya lo hemos disfrutado antes esbozamos una sonrisa de satisfacción por el placer que nos produce escuchar de nuevo todos estos acordes tan conocidos y amados por nosotros.
‘Watcher Of The Skies’ es tratada de manera magistral para abrir el concierto, que continúa ni más ni menos que con la magia de las frases de ‘Dancing With The Moonlit Knight’, poniéndonos inevitablemente los pelos de punta. Tenemos en el frente del escenario a Gagné con un casco de caballero y la bandera británica en la ropa que cubre su cuerpo, lleva la cara pintada de blanco y el tema suena genial. El público comienza a darse cuenta de que este espectáculo es de los que cuesta olvidar, las imágenes posteriores te invitan a soñar y la banda suena aún mejor que en el primer tema. Sin tiempo de recuperarnos, Gagné nos presenta mediante un corto monólogo (calcando las intervenciones surrealistas y humorísticas de Gabriel) a Romeo y Julieta en ‘The Cinema Show’, tema en el que la larga parte final siempre sorprende a aquellos que antes no la han disfrutado en directo porque es ejecutada por sólo tres músicos, sin bajo, sin Gagnon ni Gagné. El brillante final sólo consta de batería, guitarra rítmica y el espléndido solo continuo de teclado de Rivard; es triste que no continúen con ‘Aisle Of Plenty’, pero en la gira original nunca sonó. Hay que comentar que recibimos un plus al escuchar la maravillosa entrada del piano compuesta por Tony Banks que él nunca ponía en práctica en los directos debido a su gran complejidad de ejecución.
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Para conseguir que al público no se le salga el corazón en este punto del espectáculo el grupo prosigue con ‘I Know What I Like’, tema en el que Gagné sigue con el casco presentándonos su particular segadora compuesta por una larga rama de árbol disponiéndose a segar un césped que solo él puede ver. Los bailes del cantante y las proyecciones y juegos de luces hacen que el público se divierta de lo lindo tarareando este tema.
Después del presunto descanso, y tras otra presentación del vocalista para ayuda del afinado de instrumentos, la banda da paso a ejecutar magistralmente el tema ‘Firth of Fifth’, un ejercicio soberbio de guitarra de Gagnon, que suena muy bien, dejando al auditorio sin respiración.
Llegados a este punto ya con pocas fuerzas en nuestro corazón y después de la correspondiente explicación de Gagné, la banda acomete el tema ‘The Musical Box’, con el alucinante fondo de ilustraciones del gran artista Paul Whitehead. Ese tramo final en el que Gagné, ataviado con la máscara original de anciano de Gabriel iluminada desde abajo a ráfagas, magnifica la magia de esta obra músico-teatral. Parece necesario otro receso, así que Gagnon nos deleita con esa diminuta obra maestra titulada ‘Horizons’, una luminosa pieza de guitarra acústica.
Tras la tranquilidad Gagné nos presenta la épica ‘The Battle Of Epping Forest’, en la que la teatralidad llega al máximo, utilizando el vocalista el pie de micrófono a modo de arma para representar imágenes de lucha. La ejecución de este tema es espectacular y sirve para preparar a la audiencia para la parte más alucinante del show: ni más ni menos que ‘Supper's Ready’, una auténtica demostración de potencia del grupo, una interpretación genial del clásico que hace que la emoción nos embargue a todos. Las imágenes y la vistosidad sobre el escenario alcanzan aquí uno de sus cúlmenes, provocando el deleite del público y constituyendo así un maravilloso colofón al concierto. No existen las palabras exactas para transmitir lo que allí se ve y se siente; la única manera de sentir la inmensidad de lo que allí se representa es verlo in situ, por eso me gustaría recomendarte fervientemente que si vuelven a actuar en tu ciudad o zona no dudes ni un segundo en ir a verlos, ya que sólo por este tema está el precio justificado con creces, veinte minutos únicos e indescriptibles. Los fragmentos central y final del tema son altamente emotivos, para mí e imagino que para todos los que estuvimos allí, un momento que queda anclado inevitablemente al corazón, un regalo difícil de olvidar, magia pura.
Acaba el maravilloso concierto, pero por si no estábamos ya bastante embargados por los sentimientos duales de disfrute y pena por el fin de espectáculo, nos deleitan con un bis titulado ni más ni menos que ‘The Knife’, una auténtica sobredosis de potencia y calidad comandada por Gagné y Gagnon (Gabriel/Hackett). El origen del tema fue una idea que Peter Gabriel transmitió en 1970 al grupo: quedó tan impresionado en un concierto de la banda The Who por la potencia de sus composiciones y su puesta en escena que convenció a Anthony Phillips para componer este tema, que conforma un final de concierto duro y épico.
Espectáculo con mayúsculas. Pura emoción.